17 ene 2011

Demonio # 226

Y tú... ¿aún sigues, como yo, besando los espejos? ¿dejando la marca deleble de tus tiernos labios, como un regalo efímero para la vista de algunos afortunados mortales? Después vendrá el tiempo, ese otro empleado que como jardinero diligente limpia los cristales... a mí ya no me borra, pues me dedico –del espejo– a besar sólo el poético, el metafísico.

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