1 ago 2011

Demonio # 424

Tu lánguida voz pidiendo (no clemencia ni paciencia) rítmicamente expulsada de la garganta, como quien estudia el redoble del tambor a la puerta del cadalso, un obelisco.

Demonio # 423

Te miro los pies porque son la única parte de tu cuerpo que puedo ver al desnudo.